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Asociación Latinoamericana de Tai Chi Chuan - Estilo Chen
Asociación Latinoamericana de Tai Chi Chuan - Estilo Chen, Lima - Perú

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VIVIR EN TAI CHI

Mi mágica experiencia

Por: Alberto Bracale. Practicante de Tai Chi estilo Chen

Conocí al profesor Juan Vásquez hace unos cuatro años, en momentos en que me hallaba aplastado por una terrible rutina de trabajo que había convertido mi vida en una sucesión de gabinetes, estudios y largas sesiones intelectuales, tan opuesta a lo vivido en mis años juveniles, cuando practicando kung fu en el templo chino del Ku Con Chao, en el Barrio Chino de Lima, sentía una extraña plenitud que entonces no comprendía.

Con una paciencia, de seguro heredada del oriente, Juan Vásquez se encargó de destruir una serie de mitos que yo había creado, como que el paso del tiempo no permitiría recuperar la plenitud añorada, o que no pudiera existir fuerza alguna que supere a la potencia muscular o que la salud y el crecimiento espiritual y humano sólo podían desarrollarse con algún trabajo especial, alejados del entrenamiento del cuerpo.

Me enseñó los fundamentos de la Escuela de Tai Chi de la familia Chen, y en ellos pude ver, con la claridad con que se ve la luz del día, que practicando metódicamente, no sólo podía recuperar aquella plenitud del pasado, sino que podía superarla, y aprendí también que existía una fuerza interior que no tenía el lastre de las limitaciones musculares, por que manejaba energías sutiles que potenciaban su capacidad y pude apreciar, maravillado, que este sabio sistema permitía disfrutar de una serenidad que contacta con la armonía del creador y que por esa vía, arregla, tanto el cuerpo como el espíritu.

Cuanto de cierto hay en todo esto, como que ahora, por ejemplo, ya no me enfermo tres o cuatro veces al año de una molesta faringitis que me obligaba a recluirme en casa, durante cinco o seis días, con fiebre, malestares e imposibilitado de trabajar, no, ahora desde que practico el Tai Chi de la Escuela Chen que generosamente me enseña el profesor Vásquez, habré tenido un par de amagos de esa dolencia, totalmente leves y que he superado, casi sin darme cuenta y siento, igualmente, que ha variado sustantivamente mi trato con el mundo, por una dosis de equilibrio que modera mis relaciones interpersonales: creo ser mas justo y mas ecuánime.

Cambió también, por completo, la idea que tenía del Tai Chi, como una sucesión de movimientos laxos, sin vida, parecidos a una danza, que era lo que había visto realizar a gente ilusionada, en los parques de Lima y que representaban algo completamente opuesto a mi búsqueda, al ver bellas imágenes de la famosa Aldea Chen, en la China, en las que se aprecia a gente de toda edad, practicando fluidamente el Tai Chi, con una elegancia y dinámica que hablan de otros estados físicos y mentales, que ahora, felizmente, tengo la suerte de empezar a conocer.

Sin embargo lo que mas aprecio y agradezco, es haber llegado a percibir, como el Tai Chi no sólo es una disciplina que proporciona la reserva física necesaria para ganar confianza en sí mismo, apostando por un buen estado físico y mental, además de la serenidad y fraternidad que nos hace mejores individuos, sino que te brinda las armas para enfrentar los retos de la vida cotidiana con mayor claridad. Recuerdo, permanentemente, los lúcidos consejos del profesor Vásquez cuando se refiere al enfrentamiento de las dificultades, de cualquier tipo, "aplica el Tai Chi, busca crear el vacío en el oponente y entonces lo dominarás" dice, y eso se puede aplicar, en toda circunstancia, cuando el oponente es la rutina, la maldad, la envidia, los malos hábitos, los demonios internos y las malas influencias: Pues nos relajamos y con un suave movimiento dejamos que el oponente agote su impulso y lo dejamos caer, contundentemente.

De esta forma, es posible incorporar al Tai Chi en la misma vida, utilizar sus principios para crecer, para ser mejores compañeros, hermanos y hombres de bien y para difundir esta experiencia que es todo un regalo de la milenaria cultura china, a la que he tenido la fortuna de conocer a través de Juan Vásquez, digno representante de la Escuela Chen en el Perú y Latinoamerica.


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